Este lunes, Pedro Sánchez ha visitado Cantabria junto a la ministra comunista-progre, Yolanda Díaz.
El motivo fue la inauguración en el Centro Botín de Santander la jornada Diálogos sobre el Futuro del Trabajo, organizada por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, donde ha anunciado que el Consejo de Ministros aprobará mañana martes el incremento de quince euros del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta los 965 euros. Aquí vemos un primer ejemplo claro de que las élites y la izquierda progre van de la mano para lograr sus objetivos y destruir los valores de Occidente.
Pero ahí no está la noticia. Lo importante es la actitud penosa del presidente regional, Miguel Ángel Revilla, con Sánchez y Díaz. Besos, abrazos y buenas palabras.
El regionalista no tiene ningún reparo en pedir la llegada de fondos europeos para la realización de proyectos fundamentales como La Pasiega y el MUPAC, y ha ofrecido la candidatura de Cantabria para acoger el próximo año en la Universidad Pontifica de Comillas la cumbre de la OTAN, que se celebrará en España. Peticiones que muy posiblemente serán ignoradas y Revilla callará. Como siempre.
Es lamentable como el presidente regional se arrastra cada vez que un miembro del Gobierno pisa Cantabria. Es triste, pero lo es más que nos venda que lucha por la provincia cuando nunca le hacen caso y se ríen de él.
También da pena ver las fotos en las que se abraza con Sánchez y con una ministra que dice ser comunista para después criticar a VOX.
A Díaz, el jefe del ejecutivo regional la ve como “aliada” y dice que comparte los intereses de Cantabria. Es decir, con el comunismo progre, sí; con la derecha social, no. Con los amigos de las narcodictaduras, sí; con los defensores de la libertad, no.
Revilla ha vuelto a hacer el ridículo y así se lo han hecho sentir los ganaderos que acudieron a protestar contra Sánchez, y contra él, por la especial protección del lobo, que es una amenaza real para su profesión y su sustento.
