jueves, junio 1, 2023
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Estoicismo 2020

Hoy, ante el evidente cambio de régimen a nivel planetario occidental que parece inevitable surgen preguntas intrínsecas al ser humano:
– ¿Cómo adaptarse a los nuevos tiempos?
– ¿Hacia dónde nos arrastran los gobernantes?
– ¿Mantener nuestras libertades?
Estoicismo
La famosa filosofía estoica nos anima a tomar, hoy más que nunca, la determinación de coger las riendas de nuestras propias vidas. Lo que antiguamente era madurar, hoy es extrañamente tachado de carca, antiguo y obsoleto.
Tomar las decisiones más racionales y apostar por vivir una vida sencilla culmina en paz mental.
No se trata de conformismo malentendido, ni de amasar más o menos riqueza, se trata de mantener la calma ante la adversidad de una sociedad excesivamente rápida, cambiante y exigente.
En definitiva, es simplificar nuestra vida tomando decisiones bajo el aprendizaje de la autoreflexión y sobre todo ser responsables de nuestros actos. El victimismo y parasitismo no tiene cabida en el estoicismo.
El estoicismo era practicado por los famosos espartanos, también por Marco Aurelio, entre otros grandes de nuestra historia occidental. Predominaba el bien común, el sentimiento de pertenencia a un grupo y se actuaba en coherencia.
El estoicismo de hace 2000 años nos enseña hoy a practicar la reflexión antes de tomar decisiones y anticiparse a las consecuencias. Nos enseña a saber discernir entre el bien del mal acercándonos así a la verdad y a la verdadera libertad. Esta actitud, aporta tranquilidad en cualquier ámbito mundano.
El cristianismo absorbió muchas de las enseñanzas estoicas. Todos los occidentales llevamos al estoicismo dentro, solo hay que despertarlo.
Hay varias cuestiones que nos plantea esta filosofía de vida:
1. Moriré cuando llegue el momento. Como parece ser, aún no llegó la hora, comeré ya que tengo hambre.
Esto significa huir de la preocupación y que sea lo que tenga que ser. Confía.
No incluye esta consigna quedarse sentado o vivir una vida de desenfreno, sino una adaptación al refranero popular de «a Dios rezando, pero con el mazo dando». Confiar sí, pero seguir esforzándose por lo que sí podemos controlar. Las relaciones humanas, por ejemplo, que sean lo más armoniosas posibles. Tomar decisiones que, aunque duelan a corto plazo, culminen en el bien común.
Otro ejemplo es la disciplina y la educación en los niños. Ellos se rebelan como niños y negocian; los adultos les marcan limites para que en el futuro sean hombres y mujeres libres tomando sus propias decisiones. Lo agradecerán.
2.  Conoce tus limitaciones y aceptate con ellas. Si no culminas algún proyecto vital, prepárate para decirte a ti mismo: para mí eso no tiene importancia.
Trabaja duro solamente en lo que puedas controlar; el resto que se escapa a tu control, despista, distrae y acabará por atormentar y obstaculizar todo tu potencial.
Por ejemplo, huye de quien te quiera controlar o imponer un deber sin motivos nobles porque detrás haya un aprendizaje de vida.
3. El mundo real puede llegar a ser muy cruel y se escapa de tu control y conseguir que éste sea una utopía adaptada a tu lista de deseos es físicamente imposible. La agenda la impone el gobernante.
La tranquilidad llega aceptando la realidad. Aceptando el pasado y perdonando si fuera necesario al adversario, para alcanzar una tranquilidad mental propia.
Aceptar no significa cambiar ni rendirse; es seguir tu camino. Por ejemplo, ante un despido laboral o una trifulca con un ser querido.
4. Si quieres ser libre, reflexiona tus decisiones antes de actuar. Esa decisión que tomarás, ¿es un plan sin fisuras realmente?
Un animal le pica y se rasca. En cambio un ser humano sabe contener sus impulsos y busca actuar en el mejor momento posible para él y para el grupo.
Sobre todo hay que destacar la importancia de guiarse por la razón y el sentido común, ya que hace que desarrollemos nuestro potencial como humanos civilizados y que consigamos mente fría para tomar decisiones razonables. Tenemos la capacidad, pero dependerá de nosotros practicarlo.
Relativismo
Uno de los grandes enemigos al sentido común del mundo civilizado es el relativismo moral. Mentalidad tóxica que la sociedad postmoderna está adoptando con actitudes tremendamente victimistas y la falta de lógica para discernir entre el bien del mal.
El peligro del relativismo occidental, que autodestruye la civilización más avanzada de la historia, es que al basarse en el libertinaje malinterpretando, la verdadera libertad se implanta con uncomportamiento parasitario y victimista. Aquí no tiene que haber límites. Por lo tanto, ni debe existir la ley -que consideran opresora- ni el derecho romano tradicional ni una fé espiritual que esté basada en valores morales eternos que nos unan.
Por el contrario, gobierna el caos, el vicio, los placeres instantáneos, el materialismo y el individualismo crece, creando individuos que se autodenominan como «ombligos del mundo».
Hay que elegir entre ser humano maduro, ganador y estoico o un ser salvaje, inmaduro, incívico y perdedor relativista.
Una cita que lo define a la perfección:
«Elegir bando. A los tibios nuestro señor los vomita en la boca».
Tú sabrás en el bando que prefieres estar…

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