El lábaro como Caballo de Troya del nacionalismo cántabro

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Si alguien de nosotros hubiese visto en una rueda de prensa oficial de Gobierno de Cantabria esta foto hace 25 años se habría llevado las manos a la cabeza ante tal desprecio a los símbolos de nuestra comunidad, como es nuestra bandera regional roja y blanca. Sin embargo hoy, aunque puede hacer sangrar los ojos a muchos esta aberración, para una parte de los ciudadanos de Cantabria es algo que ya no extraña.

La estrategia que lleva haciendo desde hace muchos años el nacionalismo cántabro, dentro del Caballo de Troya del regionalismo y de la izquierda radical, desafortunadamente empieza a tener éxito en una sociedad adocenada, y que “ no quiere líos”, como es la cántabra.
Pero debemos denunciar lo que está pasando antes de que se asuma como normal la implantación de símbolos de un partido como símbolos de Cantabria.
La estrategia con el lábaro es una copia exacta de la realizada por los nacionalistas vascos con la icurriña, la cual empezó siendo la bandera del PNV para luego infiltrarse como símbolo de toda la región vasca.
No hay que olvidar que el embrión del que surge el PRC es la asociación ADIC, de la que proviene Revilla y sus colaboradores iniciales, hasta el punto que en las primeras elecciones autonómicas ADIC se presenta a las elecciones como “Agrupación Electoral Nacionalista de Cantabria” que en los panfletos de anunciaba como “la alternativa política de ADIC”.
El candidato de esta plataforma nacionalista fue Rafael de la Sierra, que posteriormente se convertiría en uno de los dirigentes del PRC y elemento fundamental en el proselitismo nacionalista a través de sus cargos en el partido y en el gobierno para potenciar esa deriva nacionalista del lábaro.
Tampoco debemos olvidar que el PRC siempre ha mantenido lazos con el PNV a la hora de establecer estrategias de comunicación e incluso de actuación y con los mismos objetivos de impregnar todo el poder con sus símbolos.
Este proceso de infiltración de un símbolo inexistente, basado en una mitología sin ninguna base histórica, no es original de los nacionalistas cántabros, ni siquiera de los vascos que utilizaron la bandera británica de la Unión Jack cambiando los colores para hacer su icurriña, pero no deja de sorprender como un mito falso, basado poco más que en una tira de comic, de un periódico regional que contaba las batallas de “Laro el Cántabro”, ha podido tener ya la visibilidad que tiene ahora ese símbolo de separación.
Pero la estrategia ha sido planificada con tiempo, como toda campaña de ruptura, la utilización inicial del lábaro debía tener un lado lúdico y aparentemente inofensivo que no produjera rechazo entre la sociedad mientras entraban “El Caballo de Troya”, y para ello la mejor forma de darle visibilidad era utilizando un símbolo de todos, inocuo, totalmente inofensivo como era un Club de fútbol, el Racing de Santander.
El procedimiento fue tan simple como efectivo, infiltrarse entre los aficionados, controlando las peñas y la imagen de los seguidores. En esta campaña de infiltración sin duda el trabajo de Bernardo Colsa, ampliamente recompensado con dos direcciones generales consecutivas en el Gobierno de Revilla, ha tenido éxito.
Por un lado, controlando a los responsables de las peñas, y por otro lado como cantera de fieles seguidores entre sus componentes, tan capaces de manifestarse como de salir en tromba en las redes para acallar a los que no piensan como ellos.
Pero al alimentar este nacionalismo el PRC no percibió el riesgo de que la izquierda antisistema, que odia el concepto de unidad que representa los símbolos que nos representan a todos, y que está dispuesta a utilizar cualquier estrategia que ayude a romper dicha unidad, vio una oportunidad de usar en su propio beneficio separador el lábaro como herramienta para construir su “nueva sociedad”.
Es entonces cuando Podemos presenta una iniciativa en el Parlamento, con el fin de sustituir los símbolos de nuestra región, que hace que el PRC reaccione limitando la representatividad del lábaro pero dándole una pátina de legitimidad.
Simultáneamente, y desde hace años, los ayuntamientos controlados por el PRC realizan una utilización masiva del lábaro, anteponiéndolo incluso a la bandera oficial de Cantabria, llegando incluso a que sea solo ese símbolo nacionalista el que se ice en las rotondas de los pueblos controlados por ellos, y todo con un objetivo que ya están logrando. Éste es que la sociedad de Cantabria renuncie a su bandera oficial y se acepte, más pronto que tarde, el cambio por el que representa ADIC y el PRC, logrando subliminalmente, como ha hecho el pnv, que se identifique un símbolo de un partido con la región entera.
Nada es por casualidad, que el año pasado en la fiesta de la Bien Aparecida, Día Grande de Cantabria, en la fachada del santuario apareciera el lábaro y no lo hiciera la bandera de España. Es una estrategia premeditada y sostenida en el tiempo del “Caballo de Troya” nacionalista dentro del PRC para conseguir sus objetivos.
Espero que dentro de 25 años, si alguien lee este artículo, pueda decir qué equivocado estaba. Pero me temo que tal y como está todo planificado, en ese futuro la bandera de Cantabria tendrá poco que ver con la actual.
Por ello debemos alzar la voz y poner “pie en pared” a esta imposición ideológica. Por qué algo sí tengo claro, y es que los nacionalistas no pararán en su idea de imponer sus símbolos, llevan queriéndolo hacer 40 años.

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